viernes, 17 de julio de 2015

8 HA NACIDO UNA ESTRELLA

8 HA NACIDO UNA ESTRELLA

16 de Julio de 2015, Tukuyu, Tanzania.

Javi al volante.
Siguiente noche cerca de Iringa, en un camping precioso a orillas de un río. Optamos por cenar en el bufet  a 7€ por persona. Frío pelón por la noche. La continuación del recorrido hasta Tukuyu, cerca de la frontera con Malawi, ha consistido en hacer kilómetros sorteando los controles de policía, los radares y los “bumps” de la carretera con mayor o menor fortuna. En una ocasión cazaron a Javi conduciendo a más velocidad que la permitida. El policía se llevó el carnet de conducir, Javi se fue con él. A los pocos segundos estaban todos los polis riendo con las pamplinas que les decía. No sé qué les contaba, el caso es que a los pocos minutos volvió con el carnet en la mano sin haber pagado multa ni soborno. Es un espectáculo ver cómo se relaciona con la gente, en este caso la policía. HA NACIDO UNA ESTRELLA, un verdadero "africa-man" capaz de torear policías, aduaneros, vendedores de peines y tipos molestos de toda índole.
No lo he citado todavía, pero Javi y Sofi están conduciendo. Lo hacen por asfalto y por pista, carretera de tierra, de momento lo hacen muy bien. A mencionar que a Sofi la "cazaron" unos policías con exceso de velocidad; tenía que ir a 50Km/h e iba a 56. El poli que manejaba el radar era un tipo mal encarado que no dio ninguna opción. Tuvimos que pagar 30.000 Chelines, equivalentes a 15 Euros. Otro que también se ha estrenado conduciendo por las carreteras africanas es "Fer", quién durante su corta estancia pudo catar la pista de Mangola.
Hoy hemos llegado a Nkhata Bay, en Malawi. Sitio playero a orillas del lago del mismo nombre. Lugar estupendo para descansar un par de días y relajarnos después de unas cuantas jornadas de carretera.
Mikumi National Park

La "frago" de los gitanos.

Bongo campsite, Tukuyu, Tanzania.


jueves, 16 de julio de 2015

7 UN SER PURO

7 UN SER PURO

13 de Julio de 2015



Con la protagonista de este post.

Nuestro recorrido hacia el sur nos llevó hasta Kilwa, población costera en la que encontramos un camping a la orilla del mar muy bonito. La verdad es que es difícil dar con parajes no bonitos en esta costa. Palmeras, cocoteros, vegetación abundante y arena blanca son la constante de este territorio.
A la hora de  la comida paramos en un restaurante local con buena pinta. Nos atendió un joven delgada y guapa. Le pregunté por los precios.
-“7000 chelines” me dijo.
-“Eso es muy caro. Dame otro precio.”                                     
-“Ese es el único precio”. Respondió.
En ese momento miré la decoración del lugar y vi los precios escritos en unos platos colgados de la pared. Efectivamente los precios eran los que ella me había dicho.
-“Ah, de acuerdo, nos quedamos a comer”. Le dije.
Nos trajo pescado con patatas fritas y huevos con patatas fritas. La comida estuvo bien. Sin embargo lo gracioso vino después, cuando Alegría le pidió permiso para sacarle una foto. Le entró una risa de vergüenza tremenda. Cuando Ale sacó la cámara, la risa aumentó. Ella empezó a retorcerse y a darse la vuelta como una colegiala vergonzosa cuando la sacan a la pizarra. Dijo que no, que fotos no. Entonces se nos ocurrió la idea de hacerle la foto acompañada de Lola y Sofía. En esas condiciones aceptó y le pudimos hacer un par de ellas.
Era un ser puro, sin malear, con poco o nulo contacto con los hombres blancos, o turistas. Era simpática, atenta, servicial, guapa e inteligente. Todos nos enamoramos de ella. Da gusto encontrar personas así por el mundo.

En Mtwara dormimos en un hotel, de camping, por supuesto. Sitio bonito, junto a la playa, e internet aceptable que me permitió subir dos posts del blog. El tercero no fue posible.

Tampoco fue posible entrar en Mozambique porque había que haber sacado la visa previamente. Nos mandaron de vuelta a Dar Es Salaam, a la embajada. Decidimos hacer el recorrido al revés, entrando a Mozambique por Zimbabwe, en esa frontera sí dan la visa allí mismo. La faena era que había que volver al norte deshaciendo el camino hecho en los dos últimos días y, lo peor, atravesar Dar Es Salaam con su tráfico infernal. Lo hicimos y no estuvo tan mal, cogimos una ronda y “sólo” tardamos unas dos horas. Esa noche dormimos cerca de Chalince, en un hotel africano que todavía no se había inaugurado. Hablamos con el guardian y nos dejó acampar en la trasera del establecimiento; pagando, claro.

miércoles, 15 de julio de 2015

6 LA MATANZA DE TEXAS

6 LA MATANZA DE TEXAS

10 de Julio de 2015, Dar es Salaam.

Salimos de Marangu, en la falda del Kilimanjaro, y nos dirigimos a Moshi, ciudad en la que “Fer”, el amigo de Javi, se despedía y cogía un bus hacia Arusha. Después continuaría sólo hacia Nairobi para tomar el avión allí de vuelta a Madrid y Ponferrada. Nos ha encantado viajar con él. Siempre atento a ayudar, ha sido buen compañero de viaje, cargado de humor, de inteligencia y de buen carácter. “Fer”, te  echamos de menos. He de añadir que todavía no tenemos noticias de tu viaje. Internet ha sido inexistente hasta ahora y el whatsapp se ha ido de vacaciones. Seguiremos intentándolo.
En nuestro camino hacia el sur paramos a dormir en un camping  muy especial. Nos recibió una joven con acento estadounidense y prácticamente nos recomendó que saliéramos de allí pitando.
-“El camping está bastante abandonado” “Antes de decidiros a quedaros debéis mirar los servicios” ”El dueño no está aquí” ” tened cuidado porque hay serpientes y otros tipos de animales”…
Nosotros erre que erre. Cuanto más feo lo ponía, más nos decidíamos a quedarnos allí. El precio era atractivo y el lugar, aparte del desastre de los “toilets”, que no habían sido limpiados hace seis meses, era de una belleza extraordinaria. Era una especie de oasis en medio de una llanura semidesértica, atravesado por un río que parecía el de Moisés en “Los diez Mandamientos”. El estado de abandono de las instalaciones y la pinta de un cobertizo que por allí había, recordaba al lugar de “La Matanza de Texas”. Pedimos pollo con patatas fritas y el dueño se ocupó de matar uno de los pollos que corrían por allí para preparar la comida. Pese a lo tétrico de la situación, lo pasamos bien en el “Pangani River Campsite”.


Abandono
El lugar de "La Matanza de Texas"
Pasar por Dar Es Salaam fue un auténtico martirio. El atasco empezaba 30 km antes de llegar y la cola para coger el ferry, debíamos cruzar un brazo de mar para llegar al camping playero programado, resultó traumática. Nos ayudó un joven que en un swahili que a penas entendíamos, nos vino a decir que él nos podía colar por el módico precio de 2000 chelines de Tanzania, 80 céntimos de Euro. Nos indicó que le siguiéramos y tras adelantar de forma poco honesta a unos 30 coches, nos puso casi al frente de la cola. Vergonzoso pero práctico. Para recorrer los últimos 30km tardamos más de 5 horas. Dato para no olvidar: NO VOLVER A DAR ES SALAAM.

Coche fúnebre en la cola del ferry
Afortunadamente el camping en el que estamos ahora es una maravilla. En la misma playa, tropical, paradisíaca, en el océano índico, palmeras, cocoteros, arena blanca, barcas a vela de los pescadores locales, buen clima, noches fresquitas,…una justa compensación por las penurias pasadas al atravesar Dar Es Slaam.

El camping en la playa de Dar Es Salaam fue muy agradable

domingo, 12 de julio de 2015

5 ¡ SERPIENTE EN EL RESTAURANTE !

¡ SERPIENTE EN EL RESTAURANTE !

No es una mamba verde.

La descubrió Alegría, en la terraza del restaurante. Al ver que se dirigía al interior salió disparada a decírselo a la recepcionista. Por el camino iba diciéndonos:
-“¡Mamba verde!, ¡Mamba verde!
Salimos todos corriendo, pero en vez de alejarnos, nos acercamos al supuesto lugar donde estaba el reptil venenoso. También aparecieron al instante la recepcionista y uno de los camareros armado con una escoba. La serpiente estaba escalando por una de las columnas del comedor. Al acercar la escoba el trabajador, la supuesta mamba verde se enroscó en el palo del cepillo, y con un par de golpecitos el camarero la depositó en el suelo.
-“No es una mamba verde, es otra especie que no es peligrosa”. Dijo.
Nos tranquilizamos, pero sólo un poco, porque la bicha era verde casi fluorescente. La pinta era mortífera. No demasiado larga, como unos 80cm, y bastante fina, como un dedo meñique.
Una vez en el suelo, el animal se desplazó alocado. A base de escobazos acabó escondida en uno de los macizos del jardín del restaurante. Allí quedó. Los camareros volvieron a sus rutinas, los turistas nos quedamos un poco tensos al principio, pero poco a poco nos relajamos y a los pocos minutos la calma volvió al lodge.
Sucedió en el Tarangire Safari Lodge, uno de los hoteles del Parque Nacional Tarangire de Tanzania. La terraza del restaurante tiene unas vistas espectaculares; se divisa un extenso valle surcado por un río al que acuden los animales a beber, sobre todo elefantes. Sentarse allí a pasar el rato disfrutando de la vista es algo realmente placentero.
El día de parque estuvo bien, vimos elefantes de todos los colores en un territorio de llanuras de sabana típicamente africanas. Este parque es famoso por los elefantes y por los paisajes.
El dueño de este camping era un masai.


Tarangire National Park

En el mirador del Lago Manyara
El día anterior hicimos noche en Mto Wa Mbu ("río de los mosquitos", en swahili). El camping se llamaba Fanaka, y estaba muy bien. El cocinero se acordaba de nosotros y nosotros de él. Nos preparó una cena deliciosa compuesta de sopa, buenísima, después pollo o pescado con una sabrosa guarnición de arroz y menestra de verduras; de postre un plato de frutas variadas para cada uno. Puede que sea la última cena un poco sofisticada del viaje. Ya veremos.
Kilimanjaro.

Volvimos al Marangu Hotel (al camping) donde, a la mañana siguiente, visitamos las cascadas que hay por las cercanías. Día de relax y de internet imposible; y de lluvia también.
Cascadas en Marangu, Kilimanjaro.

Marangu Hotel. Despedida de "Fer".

4 MANGOLA

MANGOLA
 Preparando la furgoneta para el viaje



Mugwatosha colocando el baúl en la baca.
Esta es la silla extra que nos hizo Mungwatosha para llevar al séptimo pasajero.
"Fer", el compañero de clase de Javi, también ayudó con la mecánica.

De Nairobi a Arusha fuimos en el “shuttle bus”, autobús rápido, cómodo (a veces se caen los asientos si los baches son más gordos de lo normal) y puntual. 20 $. Al día siguiente Miguel Ángel, el cura de Mangola, nos envió un coche con conductor que nos llevó a la misión. Allí nos dedicamos a preparar la furgoneta, a lavar ropa y a ordenar los equipajes. Esto, que se dice muy fácil, nos entretuvo durante cuatro días. Entre tanto, los jóvenes pudieron asistir a una celebración muy simpática. Resulta que un viejo conocido de M. Ángel y Pepe cumplía 50 años de matrimonio y decidió hacer un festejo. Allí se fueron todos, a conocer el pequeño caserío donde habitaba el hombre. Junto a él estaba otro anciano con cien años recién cumplidos y más de cien descendientes. La misa duró dos horas; al menos hubo cánticos que, saliendo de las gargantas de los locales, sonaba a gloria bendita, también hubo comida, conversación y ambiente agradable.
100 años.














Este es el paisano que celebraba 50 años de matrimonio.
Uno de los días lo dedicamos a visitar el Ngorongoro. Nos llevó Castuli, el chófer de la misión, en un coche de la misión. Además de disfrutar del paisaje de este lugar, siempre fascinante, vimos muchos animales. De los “big five” nos faltó el leopardo, bicho que se suele resistir bastante.
Una de las cosas que teníamos que preparar aquí era el asiento extra para el sexto pasajero. Nuestra furgo tiene cinco plazas, y vamos a viajar seis. Le pedí a Mungwatosha, el encargado de la misión, mano derecha de los curas, que me hiciera un apaño; en unas cuatro horas nos confeccionó un asiento con respaldo, extraordinario. Si lo ven los ingenieros de la Volkswagen le copian la idea, seguro.
El día de partida asistimos a un concurso de tiro con arco de la tribu de los Hadzabé. Yo quedé tercero. Renuncié al premio, de manera que lo recibió el que quedó cuarto(2 €).


Nos vamos de Mangola como siempre, con buen sabor de boca y con un sentimiento de agradecimiento hacia los curas, inmenso. Hemos gorroneado alojamiento, coche, comida, materiales para reparaciones del coche, material de acampada, etc, etc, etc. Gracias de nuevo, Pepe y M. Ángel.


Estaba en el cuarto de baño de Mangola.

Siesta en Ngorongoto