lunes, 3 de agosto de 2015

12 LA OLLA PODRIDA

2 de Agosto de 2015

En el siglo XII, una princesa española se casó con Luis XIII, rey de Francia. No se adaptó fácilmente a los modos y costumbres galos, especialmente la gastronomía, y se llevó a la corte parisina a todo un equipo de cocineros españoles. Así entró en Francia la “olla podrida” que, originalmente, consistía en un guiso de carne en el que entraban restos que había en la cocina. Gran parte de la población francesa incorporó esa fórmula gastronómica, haciéndose muy popular.
La princesa era muy católica, de manera que convenció a su marido para echar a los hugonotes, (protestantes). Muchos se refugiaron en Holanda y parte de ellos se fueron como colonos,siglos más tarde, a África del sur. Así llegó a las colonias de África Meridional la “olla podrida” u “olla perdida”, en afrikaaner: “Poitje Pot”. Se cocina incluso en Zimbabwe porque los Boers llegaron hasta estas tierras, antigua Rodesia.
Lo gracioso del asunto es que ellos no lo saben, se creen que se trata de un guiso tradicional holandés, pero en realidad es de origen español.
El Poitje Pot se hace en una olla de hierro fundido, al fuego. Se ponen trozos de carne, cebolla, tomate, hierbas aromáticas como romero, y varias verduras. Todo con mucha variación ya que se incorporan los restos que había por la cocina. Evidentemente, la carne de vacuno es la esencia del plato. Todo ello ha de cocer a fuego lento durante más de 12 horas. Lógico si tenemos en cuenta que se trata de una comida de gente de campo que echa en la olla las cosas por la mañana, para comerlas por la noche, o al día siguiente; mientras la comida cuece, ellos trabajan.
La princesa española era María Teresa de Austria. 
Esta historia nos la ha contado nuestro amigo Ángel Manrique.
Entrenamiento de Polo cross en la finca de unos amigos.

Limpieza a fondo.

Otro cuento, verídico, de Ángel:
EL HECHICERO EN LA CORTE DE APELACIÓN
El padre de Ángel era el único abogado blanco de Lubumbashi, actual República Democrática del Congo, antiguo Zaire, antiguo Congo Belga. Ángel ya era abogado por esa época. Un día su padre le dijo:
-Hay un hechicero que va a ser juzgado en la “Corte de Apelación” por haber realizado sacrificios humanos para brujería. Será un juicio interesante. Vamos a verlo. Podemos aprender cosas.
El juicio se desarrolló con normalidad durante los dos primeros días, pero el tercero el brujo se levantó de su asiento, harto ya de tanto acoso y tantas preguntas por parte de los abogados.
-Ya me habéis enfadado. Ahora en 15 minutos voy a mandar un rayo a esta sala para que escarmentéis.
Inmediatamente el juez, los abogados, guardianes y público en general salieron corriendo de allí.
En el estrado de los visitantes quedaron Ángel y su padre. Éste gritó:
-No os vayáis, que no os va a pasar nada.
Uno de los locales, que salía a toda velocidad le respondió:
-¡Claro! ¡A vosotros no os va a pasar nada porque sois blancos!

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